INVESTIGACIÓN | El teletrabajo como nueva normalidad frente al COVID-19

Por María Florencia Calvet

El 30 de julio de 2020 el Senado argentino aprobó la Ley de Teletrabajo. Esta norma bajo el número 27.555 dispone que el contrato de teletrabajo va a existir cuando se realicen actos, obras o se presten servicios propios del contrato de trabajo desde el domicilio de la persona que trabaja o desde lugares distintos al establecimiento del empleador, por medio de tecnologías de la información y comunicación (TICs), es decir cuando el empleado no está físicamente en la oficina y realiza sus tareas desde otro lugar.
Sea cual sea el tipo de teletrabajo, el empleado tiene los mismos derechos, obligaciones y condiciones laborales que las personas que trabajan bajo la modalidad presencial, y su remuneración no debe ser inferior a la que percibían (o percibirían) bajo la modalidad presencial. El traslado de quien trabaja en una posición presencial a la modalidad de teletrabajo debe ser voluntario (salvo en casos de fuerza mayor) y la decisión de pasar a la modalidad de teletrabajo debe ser manifestada por escrito.
La decisión de pasar a la modalidad de teletrabajo puede ser revocada por el trabajador en cualquier momento de la relación laboral, este derecho se llama derecho a la reversibilidad. El empleador está obligado a darle tareas en el establecimiento en el que las prestaba antes de hacer teletrabajo o en el más cercano al domicilio del trabajador, a menos que sea imposible hacerlo por motivos fundados. Si el empleador no cumple con la obligación de darle tareas en el establecimiento al trabajador, el trabajador puede considerarse despedido o reclamar que se restablezcan sus condiciones de trabajo.
El empleador debe proporcionar el equipamiento (hardware y software), las herramientas de trabajo, el soporte necesario para el desempeño de las tareas, y asumir los costos de instalación, mantenimiento y reparación de las mismas, o la compensación por la utilización de herramientas propias de la persona que trabaja, y además deberá garantizar la correcta capacitación de sus dependientes en nuevas tecnologías, brindando cursos y herramientas de apoyo, que permitan una mejor adecuación de las partes a esta modalidad laboral, pero que no impliquen una mayor carga de trabajo.
El origen del teletrabajo surge cuando el estadounidense Jack Nilles, ingeniero de la NASA, acude a este término como respuesta a la escasez de combustible que se produjo en Estados Unidos en 1973 por el embargo de petróleo. Nilles sostenía que “si uno de cada siete trabajadores no tuviera que desplazarse a su sitio de trabajo, Estados Unidos no tendría la necesidad de importar petróleo”. Para él, el teletrabajo era la solución a la crisis que estaba atravesando su país en aquél entonces.
El teletrabajo en Argentina tuvo lugar durante la década de los 90 en un contexto de crisis social. Fue en 2001 cuando se creó la Asociación Argentina de Teletrabajo, entidad que tuvo como fin acortar la brecha digital, difundir conocimiento sobre el teletrabajo y colaborar en un mundo más justo. Sin embargo, el auge del Teletrabajo se dió en el contexto de la pandemia mundial por el COVID-19, ya que las empresas se vieron obligadas a optar por esta modalidad de trabajo online, modalidad obligada por las circunstancias y favorecida por la tecnología, ante la cuarentena estricta y obligatoria que declaró el Presidente Alberto Fernández a mediados de marzo de 2020.
El futuro llegó antes de lo esperado en Argentina, el teletrabajo no se dio de manera paulatina, sino que fue un cambio drástico. Sin embargo, en otros lugares del mundo como Europa, ya estaban acostumbrados al home office. Finlandia y los Países Bajos lideran el movimiento del teletrabajo en el mundo. Muchos trabajadores de estos países afirman que el éxito del teletrabajo se debe en parte a la confianza que se deposita en los individuos, ya que se basan en cumplir objetivos en vez de cumplir horarios, o sea su cultura prioriza el trabajo por objetivos y la confianza en el trabajador, y de esa forma, a la hora de trabajar su rendimiento es mucho mayor.
La cultura del presentismo en las oficinas está muy arraigada en Argentina, y la infraestructura y tecnología (como también el acceso a ésta) deben mejorar si se quiere que el teletrabajo continúe cuando la pandemia termine. Las crisis, aunque muchas veces son difíciles y dolorosas, tienen que servir para aprender y para avanzar. Un sondeo realizado a más de 190 empresas nacionales por la consultora PwC (PriceWaterhouseCoopers) dio como resultado que un 97% está llevando a cabo esta metodología, y el 34% ya definió que adoptará un formato mixto tras la pandemia y mientras que un 7% descarta hacerlo tras el fin de las restricciones sanitarias.
De acuerdo con una encuesta realizada por la empresa de servicios de recursos humanos Randstad, un 19% de los trabajadores aseguró que preferiría seguir trabajando siempre desde su casa, mientras que apenas un 6% sostuvo que le gustaría trabajar desde la oficina cuando se levanten todas las restricciones por la pandemia, mientras que un 47% de los argentinos prefiere un formato mixto de oficina y trabajo remoto como formato ideal y permanente cuando la pandemia se termine por completo, un 17% eligió una opción que le diera flexibilidad para cambiar con libertad sus horarios de trabajo, el 6% se inclinó por un formato que le permita elegir cuándo trabajar desde la casa y cuando no, y el 5% restante de los trabajadores argentinos optó por trabajar de forma remota desde cualquier lugar.
Otra encuesta, realizada por el portal de empleos Bumeran, acerca del rendimiento de trabajar bajo esta nueva modalidad, dio como resultado que el 67,1% de los argentinos considera que es más productivo trabajar en su casa, en contraposición al 32,9% que cree que son más eficientes en la oficina.
Por un lado, al momento de destacar los beneficios obtenidos por trabajar desde la casa, el 54,8% de los argentinos resaltó las horas que uno se ahorra de viaje entre ir y venir del trabajo a la casa. El 13,2% aseguró concentrarse más en su casa, el 12,6% cree estar más tranquilo en su casa, el 10,6% planteó como beneficio poder disfrutar de trabajar en compañía de sus seres queridos, un 6,5% pasar más tiempo en su casa, y un 2,4% destacó el poder aprovechar más el tiempo del almuerzo y tener la posibilidad de cocinar por su propia cuenta.
Por otro lado, a la hora de pensar en las desventajas de trabajar desde casa, el 28,5% aseguró que trabaja fuera del horario habitual y más horas que antes, el 19,8% planteó que le cuesta desconectarse y poner límites entre su vida personal y profesional, mientras que el 11,8% manifestó no contar con el equipamiento adecuado para trabajar, el 9,7% declaró no tomarse los descansos que solía tener en la oficina, un 9,1% cree que existe una falta de comunicación con su equipo (por lo que no puede realizar su trabajo de manera correcta), otro 9,6% no cuenta con todos los materiales necesarios para trabajar, el 4,8% se saltea comidas o come mientras trabaja, el 4,4% piensa que no tiene un apoyo constante por parte de su jefe y el 2,4% restante dijo no tener disponibilidad para acceder a la red de la compañía desde otros servidores.
Un estudio realizado por la Universidad de San Andrés sobre el trabajo remoto en el que se evaluó cómo se siente la generación X (personas nacidas entre 1965 y 1980) y los millennials (personas nacidas entre 1980 y 1995), en relación con la generación baby boomers (los nacidos entre 1946 y 1964), sostuvo que mientras los primeros se sienten un 40% más productivos a los segundos les costó mucho más el home-office, sobre todo porque se les complicó con el manejo de la tecnología.
Susan Hayter, asesora técnica de la Organización Internacional del Trabajo, afirmó que cuando la pandemia se termine por completo, el teletrabajo se convertirá en la forma habitual de organizar el mercado laboral y que la vuelta al trabajo de los empleados no implicará que tengan que ir a las oficinas, a menos que ellos decidan hacerlo.
Siempre hubo un mito instalado en la sociedad argentina de que trabajar desde casa es menos productivo que ir a la oficina, pero la realidad es que muchas personas terminan trabajando más horas de lo que trabajarían si estuvieran en la oficina, porque el teletrabajo requiere de más disciplina. Muchas personas que trabajan desde sus casas hace tiempo aseguran que para que el teletrabajo sea un éxito y no un fracaso lo más importante es separar, en la medida de lo posible, el espacio de trabajo de la vida personal, es decir separar la zona de ocio o entretenimiento de la zona laboral, y que el lugar donde hagas tu trabajo esté limpio y ordenado, eso va a ayudar a tener una mejor concentración y a no trabajar más horas de lo que corresponde.
La pandemia del COVID-19 dejó en evidencia que el teletrabajo ha venido para quedarse, ya que trae muchos beneficios. Los empleados al no tener que viajar ahorran dinero y tiempo, y pueden pasar más tiempo con su familia, los empleadores pueden contratar personas independientemente de dónde se encuentren geográficamente y reducen los gastos al no necesitar de una oficina física. En cuanto a las desventajas, las personas deben aprender a ser más disciplinadas y organizadas, para no terminar trabajando más horas de lo habitual.

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